Medalla al Mérito Jurídico “Dr. Raúl Cervantes Ahumada”.

A partir del año de 1997, los reconocimientos que nuestro Colegio comenzó a otorgar a través de la medalla al mérito jurídico se denominaron “Dr. Raúl Cervantes Ahumada”, siendo Presidente del Consejo Directivo el Lic. Alfredo Higuera Bernal.

En ese año la nueva presea le fue otorgada al Lic. Jesús Manuel Sarabia y tanto el mensaje de justificación del cambio de denominación, como la semblanza del homenajeado estuvo a cargo del Lic. José Antonio López Sánchez, dicho discurso fue el siguiente:

“Reconocer actuación, vocación, talento, trayectoria de un jurista que ha discurrido el mayor tramo de su vida aleccionadora en más de un sentido, en contacto pleno con la ciencia del derecho, representa para este Colegio de Abogados, además del cumplimiento fiel a la disposición estatutaria, un honor, cuya dimensión y sentido son proporcionalmente semejantes a los atributos del personaje que distingue.

Esta presea al mérito jurídico, en su versión 1997, alcanza un especial significado, al haber decidido nuestra agrupación, lleve el nombre de un mexicano de excepción, que rompió nuestras fronteras, alcanzando una estatura internacional.

Se honra la memoria del Doctor Raúl Cervantes Ahumada, quién se elevó desde su rancho de El Amole, municipio de Gustavo, hasta las grandes alturas, imponiendo la fuerza de su talento y la reciedumbre de su carácter, cuando otros menos ambiciosos, hubieran escogido el camino trillado pero que no representa peligros.

Fue el Doctor Cervantes Ahumada un hombre que se propuso ser siempre el primero, pero no echando mano de sortilegios, ni de malas artes, sino ejercitando su inteligencia y la firmeza de sus ideas vinculadas sabiamente a las de su pueblo aborigen: el pueblo mayo de Sinaloa.

Se exigió ser un destacado abogado y lo consiguió, por su fidelidad al estudio y la investigación, moldeó su carácter y su personalidad a su antojo.

Llegó a ser un especialista en diversos campos del derecho. No conforme con estas conquistas quiso ser poeta y escritor, y también lo logró con creces.

Fue siempre un maestro de la juventud. Amaba la precisión de las palabras y defendía causas justas, no las impopulares, las que le son gratas a personas de baja estofa.

A pesar de sus grandes triunfos personales, jamás olvidó a El Amole y a los guasavenses. Nunca se sintió que era superior al más humilde mayo de su pueblo. Fue honesto y congruente con su amor por Sinaloa, a la que defendió cuando se liquidó la piratería internacional en sus aguas territoriales al ampliarse su soberanía.

Sostenía que un hombre es tan bueno como otro. Sus ojos penetrantes veían mucho más de lo que creían. Era un hombre que anticipaba los cataclismos y sabía como poner a los suyos bajo la protección de una buena orilla a donde no llegaba la inundación. Era un hombre de Río Patatlán, y un hombre que fue ajeno al dinero, a las comodidades, a la posición social, al poder y la fama, inclusive.

Por la lucidez de su inteligencia, por la profusión de su obra, la humildad de su persona y la nobleza de sus actos, tomamos el nombre de Raúl Cervantes Ahumada, orgullosamente nativo de esta tierra, a la que amo sin medida, ni nostalgia, pues a Sinaloa, le prodigó el mejor de sus sentimientos y el más claro de sus pensamientos, para instituir esta medalla al mérito jurídico.

Ahora bien, bajo el rigor que impone la sola referencia del jurista de El Amole, la Comisión de Honor y Justicia de este Colegio, a la que aquí represento, realizó escrupuloso análisis de varios candidatos, para finalmente converger en una propuesta única hecha a la asamblea general, que no vaciló en aprobar de manera unánime la nominación que a su consideración fue sometida.

De su amplia hoja curricular vale consignar su origen y arraigo netamente culiacanense, con formación académica en las escuelas secundaria, preparatoria y profesional de la entonces Universidad de Sinaloa. Su título de licenciado en derecho lo alcanza con la tesis “la naturaleza jurídica del billete de lotería”.

Ejerce la abogacía desde el año de 1956, campo en el que, por sus reconocidas habilidades intelectuales, por la solidez de su instrucción, la sobriedad en el deseo de manifestarlo, y su definido perfil ético, alcanza prestigio, cuando la tendencia apunta hacia una especialidad en cualquiera de las ramas del derecho, nuestro homenajeado domina con singular maestría varias de ellas, en las que podemos decirlo, sin incurrir en desproporción alguna, es un verdadero especialista; es en síntesis de los pocos y buenos abogados de antes; de los que quisiéramos que hubiera muchos como paradigma para ésta y las próximas generaciones.

En 1968 complementa su práctica litigiosa con su desempeño como notario público; desde 1963 incursiona en la docencia en la escuela de derecho de su Alma Máter, habiéndosele designado Secretario de la misma, para fungir como encargado de la Dirección hasta el año de 1972.

Maestro de la Escuela Libre de Derecho de Sinaloa, de la que fue su Tesorero en los años de 1979-1982. De 1973 a 1978 cubrió el cargo de Magistrado Presidente del Tribunal de Arbitraje de los Trabajadores al Servicio del Estado. Diciembre de 1981 enmarca su elección, vía Congreso del Estado, como Magistrado Propietario del Supremo Tribunal de Justicia, cuya presidencia ocupó de enero de 1982 a diciembre de 1986; a la fecha su adscripción corresponde a la Primera Sala de dicho Tribunal de la que es su Presidente.

Su extensa hoja de servicios en los ámbitos de la práctica profesional, la docencia y la función publica le ha permitido ser autor y coautor de diversos proyectos de iniciativas de ley, asi como una activa participación en incontables congresos, simposiums, seminarios, mesas redondas, talleres, conferencias, etc., dentro y fuera del estado, eventos en los que el ahora nominado nos ha regalado, a propios y extraños, trabajos que constituyen verdaderas piezas jurídicas, coronadas con agudos planteamientos y sesudas conclusiones, resultante natural de la vastedad de sus conocimientos, apilados uno a otro en toda una trayectoria dedicada a lo que ha sido su pasión: el estudio a conciencia de la ciencia del derecho.

Su condición de conocedor de las leyes lo ha llevado a relevantes colaboraciones en revistas especializadas del derecho, bien formando parte del consejo editorial o ya como autor de artículos. Sus ímpetus de participación lo han hecho incursionar en revistas culturales con el aderezo de trabajos periodísticos de fondo.

Sus necesidades de manifestación gremial, en el ánimo de contribuir al esfuerzo de sus iguales, las ha desahogado con membresías en este Colegio de Abogados, del que es socio fundador, en el Colegio de Notarios de Culiacán y en la Academia Cultural Alejandro Hernández Tyler, entre otros.

Si a sus enseñanzas como abogado postulante, serio, profesional, honesto; a su erudición dentro de la cátedra y a los juiciosos razonamientos de sus resoluciones Judiciales, incorporamos su prestancia como jurista, la sencillez de su carácter, el trato amable, la sinceridad de su palabra, su pasión por la música y en síntesis su alegría por la vida, que le permitió formar, a plenitud, con el concurso de su esposa, una familia de cinco hijos, todos profesionistas socialmente útiles, ello explica y más que justifica, que el Colegio de Abogados “Lic. Eustaquio Buena, A.C.”, haya distinguido para este año 1997 con el otorgamiento de la Medalla al Mérito Jurídico “Dr. Raúl Cervantes Ahumada”, al maestro entrañable, al abogado por convicción y al juzgador por vocación, Lic. Jesús Manuel Sarabia.

Constituye hoy día para todos nosotros un ejemplo su apego a la profesión a la que ha dado brillo. Su modestia y su sentido de la amistad califican y honran a un hombre con el mejor título a que se puede aspirar, el de acomodarse en el mundo sin estorbar a nadie, luciendo siempre una sonrisa que jamás se empaña al paso de los días y al transcurso de los años.

Al recibir esta medalla, maestro, reciba también el respeto, el cariño y la admiración de los miembros de este su Colegio, en correspondencia a esa vida ejemplar y gratificante, en la que hemos abrevado los que tenemos el privilegio de saber y conocer a Jesús Manuel Sarabia”.